jueves, 5 de octubre de 2017

La Coordinación de Actividades Empresariales y su compleja gestión

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La Coordinación de Actividades Empresariales (CAE), como todos sabemos (o deberíamos saber) se trata de una obligación legal, regulada en el RD 171/2004 del 30 de Enero.

Esta coordinación se debe llevar a cabo cuando haya varias empresas concurrentes en un mismo centro de trabajo, con el fin de coordinarse entre ellas y asegurar el cumplimiento de la LPRL. Pero en especial, esta coordinación se debe llevar a cabo para minimizar los riesgos existentes en el centro de trabajo.

Parece ser, que esto último es lo que se nos está olvidando.

Debido a la carga de trabajo que tenemos los Técnicos en PRL, muchas empresas optan por la externalización de la gestión documental de la CAE a través de alguna de las plataformas existentes en el mercado. Otras veces es personal administrativo de la propia empresa quien gestiona dichas plataformas.

Éstas son una herramienta cada día más imprescindible para la gestión documental, pero ¿hacemos un uso correcto de las mismas?

Bajo mi humilde criterio, la respuesta es no.

Las plataformas CAE son una oportunidad para todos los profesionales de la prevención. Sí, una oportunidad de unificar criterios, de emparejar la documentación común que todas las empresas deben poner a disposición para una óptima coordinación de actividades empresariales.

Esta oportunidad la estamos desaprovechando, pues cada plataforma exige una serie de documentación distinta, son muchos y muy diferentes los criterios de validación de cada plataforma. No todos los criterios están adaptados al marco normativo de la prevención de riesgos laborales. Alguno de estos criterios, como todos nos hemos encontrado alguna vez, pueden llegar a ser surrealistas, como podría ser la invalidación del “recibí” de los EPIs, por no constar la talla de los mismos. Sin embargo la talla de los EPIs escrita en un papel, no va a minimizar ningún tipo de riesgo ni nos va ayudar a prevenir ni corregir los riesgos existentes en los centros de trabajo. Este es uno de los múltiples ejemplos.

Sin unos criterios de validación claros y unificados, muchas veces nos encontramos con que los trabajadores deben firmar y refirmar el mismo documento una y otra vez hasta su validación. El problema es que no nos paramos a pensar en la imagen que proyectamos. Esa imagen de gestores documentales más preocupados en cubrir nuestras espaldas en caso de accidente grave, que no, esos técnicos válidos y competentes que están activos y en contacto con los riesgos en las obras, las cadenas de producción, etc.

En mi opinión, si queremos seguir avanzando y hacer de la Prevención de Riesgos Laborales la médula espinal de las organizaciones de trabajo, debemos empezar a caminar como un colectivo y a unificar procedimientos de trabajo que consigan agilizar nuestras tareas administrativas. De esta manera podremos dedicar un porcentaje mayor de nuestras jornadas laborales al trabajo “de campo”, evaluando los riesgos y aplicando las medidas correctivas necesarias.

Para ver el contenido completo accede a La Coordinación de Actividades Empresariales y su compleja gestión publicado en Actualidad Prevención de Riesgos Laborales



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