La familia de José María Íñigo intenta demostrar en los tribunales que la muerte del presentador, el 5 de mayo de 2018, tuvo como causa el amianto presente en el Estudio 1 de Prado del Rey. El presentador grabó allí numerosos programas, como «Estudio abierto», «Directísimo» y «Esta noche fiesta». El estudio fue renovado por completo en los últimos años, al comprobarse que su revestimiento era peligroso para la salud. Permaneció tres años cerrado por obras, entre 2015 y 2018.
El propio Jose María Íñigo inició el proceso legal, aconsejado por Televisión Española, pero no lo pudo ver resuelto. Su viuda y sus hijos prosiguen por la batalla legal para que se reconozca que el tumor maligno que acabó con la vida del presentador estaba asociado a la intoxicación por amianto.
Así, estaba previsto que se celebrara la audiencia en la que los familiares de Íñigo esperan que la Seguridad Social admita que su muerte fue debida a una «enfermedad profesional». Una vez conseguido este objetivo, el siguiente paso será reclamar una indemnización a RTVE.
La corporación pública prefiere no comentar el caso, cuyas raíces se remontan al 18 de julio de 1964, cuando se construyó el Estudio 1. La prohibición de producir, distribuir y manipular amianto, tanto proyectado como encapsulado en fibrocemento, no se produjo en España hasta principios de este siglo, cuando ya eran de sobra conocidos los riesgos cancerígenos extremos que produce la inhalación de las fibras de amianto.
Cuando íñigo presentó la demanda, la defensa de RTVE fue alegar que el presentador había trabajado antes en una empresa de neumáticos, la abogada de la viuda y de los hijos desmontó esa tesis, ya que el periodo máximo de latencia de la intoxicación por amianto es de 40 años y habían pasado más de 60 desde aquella experiencia laboral.
La familia es optimista en sus reclamaciones, dado que al parecer existen dos precedentes, un técnico y un electricista de la cadena, que lograron que se reconociese su enfermedad profesional por intoxicación de amianto. En todo caso, la demanda se inició por consejo de la propia cadena, cuando a Íñigo le dijeron que era la única vía legal para que la Seguridad Social reconociera su enfermedad como profesional.
RTVE tuvo que derribar sus estudios y construirlos de nuevo, mientras que reformó por completo el número 1, en su momento el plató más grande de Europa, con más de mil metros cuadrados. Eliminar el amianto de los estudios de RTVE ha costado varios millones de euros y no pocas polémicas, por diversas reclamaciones, centradas en la supuesta falta de seguridad de las obras y en sus costes. Algunos estudios, por otro lado, tuvieron que ser «desamiantados» más de una vez, tras encontrarse nuevos restos de este mineral después de los primeros trabajos.
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